¿Sin ideas? 7 formas de encontrar tu historia de éxito.
Hay multitud de ideas y de formas de inspirarnos: puede ser una historia personal o escuchada de alguien mientras esperas el tren, puedes leer una noticia, o adaptarla de un libro, puedes crear historias con juegos creativos, o puede inspirarte una canción o una fotografía… Sea como fuere, todo guion parte de una idea.
¿Y dónde podemos encontrar ideas?
PERSONAL
¿Qué mejor forma de encontrar historias que en un lugar común y tan conocido como nuestras propias vidas?
De hecho, ¿hasta qué punto cualquier historia que contamos desde nuestro punto de vista no va a tener algo de nosotros? Puede que un personaje, o una reacción o una escena, pero algo de nosotros seguro que se diluye en nuestras historias directa o indirectamente.
Siempre es mejor y más fácil contar algo de nosotros. Primero, conocemos perfectamente lo que vamos a contar y segundo, tendrá más autenticidad el relato. Posiblemente, no pecará de ser un cliché y tendrá matices que harán nuestra narración más poliédrica.
¿De qué podemos hablar?
- Contar algún recuerdo
- Algún acontecimiento familiar
- Nuestros anhelos y temores más íntimos
ESCUCHADA
Nuestras orejas, como escritores, no pueden servir solo para sostener las gafas. Tienen que estar atentas a cualquier conversación ajena. Desde este momento no eres la encarnación del marujeo, ¡eres un guionista en busca de historias!
Puedes pedir que te cuenten algo vuestros amigos o familiares, o pegar la oreja a una conversación ajena en el metro, en una cafetería o en la calle. De hecho, Berlanga y Azcona escribían en un centro comercial atentos a lo que podía pasar.
¿De qué te puede servir? Pues no solo para escuchar historias interesantes, sino para ver cómo le afecta al narrador y qué idiolecto usa. Escuchar y observar nos va a ayudar a dar más profundidad a nuestros textos.
¿Un truco para no ser tan cantoso? Usa auriculares simulando que escuchas música (pero sin escucharla) y presta atención a la gente mientras tomas notas con el móvil. Puede que te sirva esa historia o puede que no y te centres, por ejemplo, en el pequeño tic que tiene cuando se cabrea.
Porque supongamos, ¿cómo habla una adolescente? Igual que tú, que le ¿doblas? la edad, ya te digo que no. Tienen un argot, un ritmo y unas preocupaciones diferentes a la hora de dialogar. Y si no quieres que todos tus personajes suenen exactamente igual a ti (el mal de Tarantino o Anderson), escucha voces para dar voz.
¿Este método es de cotillas? Nononono… ¡de buscadores de ideas!
LEÍDA
Una gran fuente de historias nos llega a través de la lectura. Y dicha lectura no tiene que ser solo de texto, sino también de imágenes. Podemos leer los periódicos y encontrar noticias que nos inspiren, ver una ilustración, fotografía o cuadro que nos evoque una escena, personaje o la idea de una peli. Pueden ser el combustible que necesitamos para empezar o también una forma complementaria de darle más veracidad a lo que estamos escribiendo.
Por ejemplo, estamos contando la historia de tu abuelita que vivió el franquismo y acabó represaliada en un campo de concentración español hasta su muerte por ser lesbiana. Y resulta, otro suponer, que tú no entras dentro de la heteronormatividad. ¡Bien! Ya hay puntos de unión entre la historia escuchada con la personal. Y mientras investigas, encuentras noticias sobre los últimos supervivientes de esa prisión y decides entrevistarlos.
La conclusión es que una idea desde que se origina hasta que de realiza pasa por diferentes fases de maduración y desarrollo que no son estancas. Es decir, no va a haber una idea que sea puramente leída o escuchada. Se irá transformando poco a poco en una mezcla de los lugares comunes que utilices a la hora de desarrollar una historia.
JUGADA
Hay diferentes formas de encontrar una idea mientras juegas. Como, por ejemplo, con el uso de:
TRANSFORMADA
Una idea que se transforma a raíz de una obra u obras ya creadas. No es una adaptación, sino una transformación. Puede ser de una ficción, una obra de teatro, la historia detrás de un cuadro, una ficción sonora… lo que sea que te inspire para hacer una historia diferente sin que llegue a ser una mezcla abigarrada de partes inconexas como el monstruo de Frankenstein.
Un ejemplo:
Cogemos la relación de Romeo y Julieta, una pizca de E.T. con toques apocalípticos del final de IA. Lo mezclamos todo suavemente hasta que se unifique, esperamos 20 minutos y listo:
Dos extraterrestres que buscan los vestigios de la civilización humana se enamoran a pesar de que sus diferentes clanes son enemigos desde tiempos inmemoriales.
Quizás sí que ha salido un poquito Frankenstein…
BUSCADA
Algunas ideas te llegan como un rayo que te atraviesa de la cabeza a los pies, pero las demás las tienes que buscar. Pero, en este caso, la idea buscada se refiere a analizar la demanda o el vacío en el mercado.
¿Que quiere decir? Que realizaremos historias que estén de moda o todo lo contrario, algún tema o género que casi no se toque.
¿Mi recomendación? Cuenta la historia que necesites narrar y olvídate de si va a tener mayor o menor aceptación porque el futuro es muy volátil. Puede que hagas una serie de vampiros porque está de moda y no consigas colocarla a tiempo en ese mercado sobresaturado y te la comas con papas, o puede que suene la campanita y consigas venderla. Nunca se sabe.
Lo importante es que este criterio para crear ideas no debería ser la vara de medir de todos tus proyectos, ya que si no encuentras algo que te apasione, el producto audiovisual será eso, un producto, contenido, pero corre el riesgo de ser como el hombre de hojalata de El Mago de Oz y no tener corazón.
ENCARGADA
A diferencia del spec script (el guion que realizas por amor al arte esperando venderlo), la idea encargada es un trabajo que te piden realizar. Seguramente, la idea no es tuya, pero tendrás que hacerte con ella. Porque sí, muchos guionistas trabajan bajo encargo de forma autónoma o por cuenta ajena en una productora.
No hay que desprestigiar esta forma de trabajar, ya que es de las más usuales en el mundillo y donde, realmente, haces más músculo de escritura. ¿Por qué? Porque trabajas en equipo (o solo) varios tipos de historias y temáticas, te dan feedback sobre tu trabajo, escribes bajo presión y con unos deadlines marcados.
Es cierto que varía algo el trabajo entre guionista de series y de películas, pero en resumen, trabajar por encargo tiene sus pros y sus contras como hacerlo sin dicho mando.
¿Qué tipo de escritora o guionista eres? Da igual, pero lo que escribas que salga de ti.
Busca historias que te muevan por dentro. Vas a estar mucho tiempo trabajándolas y es mejor que sea algo que te apasione y te preocupe de verdad o estarás cambiando de idea más que de actor en James Bond.
No busques qué contar desde tu habitación o tu oficina; poco estímulo vas a tener en ellas. ¡Sal a la calle! ¡Mézclate con la gente y escúchala! ¡Y vive! Puede que viviendo experiencias tengan algo de verdad tus historias.
¿Conoces más formas de encontrar ideas?